Sergio Carrillo

Fue a primeros de 1981 cuando mis padres tomaron la decisión de tener el segundo de sus hijos, tal fue así, que en octubre llegué sin prisas pero sin pausas a la localidad gaditana de San Fernando, también conocida como La Isla, donde Camarón había embrujado sus calles con el más puro flamenco.
Poco a poco fui creciendo rodeado de melodías que mi padre escuchaba y una familia que enderezaba mis pasos cada vez que me desviaba. Desde la belleza de Caetano Veloso hasta la complicidad de aquellos Beatles, pasando por Moustaki, Pablo Milanés o Cat Stevens. En resumen un revuelto de música que ha ido encaminando mis tendencias hacia las canciones que hoy canto.
Un poco a aquel que me dio de comer tanta música y un poco tal vez a autores como Pedro Guerra o Javier Álvarez, debo mi afición por la guitarra, ya que sus canciones fueron las primeras que pasaron por mis manos.
La entrada en el instituto fue mi paso decisivo para empezar a componer y dar conciertos y gran parte se la debo a Práxedes, un profesor de filosofía tan amante de la música como de su profesión y uno de los mejores guitarristas con los que he tocado. El resto de culpa la tiene un grupo de hermanos a los que llamo Vado Permanente: Pablín, eres mi modelo de guitarrista y uno de mis maestros; Paterr, cuántas canciones venidas y aún por llegar; David, ¿cómo llamar a ese talento musical? Tore, siempre estarás en mi corazón... Os quiero.
No era de extrañar que decidiera estudiar la carrera de Educación Musical, así que entré en la universidad con tantas ganas como ilusiones, donde he podido rodearme de muchos músicos y de muy diversos estilos, a quienes les doy las gracias por todo lo que me han enseñado y me enseñan.
Actualmente, formo parte del movimiento de cantautores Nueva canción gaditana con gente como Ignacio y Fernando Lobo o Jesús Gómez, con el objetivo principal de difundir la canción de autor y establecer un intercambio de música con distintos lugares de nuestra geografía.
Tal vez nos veamos pronto en algún café, sentados en un banco del parque o cantando en la calle. Hasta entonces, un abrazo...