La Soga

La Soga nació el verano de 2004 cuando tres amigos que veraneaban en El Portil (Huelva) decidieron formar un grupo. Estos amigos eran Javier Díaz (guitarra), Fran del Moral (teclados) y Javier Báez (guitarra y voz).
Al poco tiempo de su creación entró en el grupo David Ruíz (percusión) y con éste, empezaron los ensayos del grupo en el que, hasta hoy, sigue siendo el local de ensayo de La Soga , un pequeño almacén situado en el sótano de la casa de David en Castilleja de la Cuesta (Sevilla).
Fran del Moral pronto abandonó el proyecto (de hecho, nunca vino a ningún ensayo..) por motivos personales y se unió Habel Samsa (bajo). Éste sólo vino un ensayo y abandonó la composición por diferencias musicales.
Estaba claro que se necesitaba un bajista. Por ello, Javier Díaz asumió esa responsabilidad trayendo en su lugar a un guitarrista llamado Coco Manfredi en octubre de 2004.
Al cabo de unas tres semanas, Javier Díaz, al no sentirse en sus posibilidades como bajista también abandonó el proyecto musical. De nuevo La Soga se quedaba sin bajista.
Javier Báez expuso el proyecto al que en ese momento era bajista del grupo El Espíritu del Vino, su amigo Sergio Zamorano. Después de pensarlo detenidamente durante varios días, Sergio Zamorano entró en La Soga en noviembre de 2004.
Esta formación (Javier Báez, David Ruíz, Coco Manfredi y Sergio Zamorano) empezó a dar conciertos. El debut fue en diciembre de 2004 y a partir de éste, se sucedieron otros tantos durante la primera mitad de 2005.
La Soga no se quedó con esa formación. Coco Manfredi abandonó el grupo en junio de 2005.
El verano de 2005 fue un paréntesis para La Soga por motivos laborales pero el hueco que Coco Manfredi dejó fue ocupado por Niko Méndez (guitarra), amigo de Javier Báez que ya estaba al corriente del proyecto y entró con mucha ilusión y ganas.
Con esta formación se retomaron ensayos y conciertos. Formación no definitiva, puesto que, en diciembre de 2005, entra en el grupo Nestor Marín (batería) dejando así a David Ruíz como percusionista y dejando la formación cerrada.
Esperemos que la historia de La Soga no se acabe después del próximo punto y final.